miércoles, 26 de marzo de 2008

Puerta V

Y empiezan los cambios cuando se abre la que da a esa cama que nos espera lisa y llana. Y en la cama, él.
No siempre viene bien. A veces, muchas, muy mal.
Nos quedamos, porque no queremos que se nos confunda. Porque no queremos confundirnos. Porque es mucho cambiar de cara de nombre de hombre, de espacio despacio o rápido, de amor pasado a próximo desamor.
Nos aguantamos hasta que aparece el que nos demuestra que ya no soportábamos más.
Que mejor nos vamos, que salgamos corriendo con valijas o sin ellas, con el auto o con el perro o Ni gato me llevo, pero me voy. Hasta luego o hasta nunca. Si te he visto ni registro.

¿Muy mal? Sí, lo sé.
Pero así pasa. Y nada dejó el otro que queda detrás de la puerta. Una se pregunta cómo fue que, ¿Nada?
¿Nada me pasa por dentro si hago el repaso de las horas, de los tiempos?

La Puerta VI modifica en algo a la Puerta V (dije, “en algo”)

1 comentario:

Anónimo dijo...

ahhh no me di cuenta que esto hay que leerlo de abajo para arriba voy y vuelvo...espérame